FREUD Y LA ESTETICA

El arte y más precisamente, la literatura parece haber ejercido sobre Freud una verdadera fascinación.

¿Cuáles son las razones de este persistente interés? Se puede argumentar, por cierto, que Freud era un letrado y que su doble formación científica y humanista, se gratificaba con la conjunción psicoanálisis-estética.
Es interesante observar, por ejemplo, que su gusto declarado por la tragedia griega y los autores alemanes del Sturm und Drang le pudo servir como incentivo placentero, por una parte, para la definición de algunos grandes complejos como el de Edipo, y por otra parte, para la profundización de la teoría del sueño, por el cual la literatura romántica alemana mostraba una marcada predilección.

Este gusto de burgués ilustrado no bastaría, sin embargo, para explicar la aplicación del psicoanálisis a la estética. De hecho, como lo recuerda Sarah Kokman, la opinión de Freud acerca de la capacidad del psicoanálisis para interpretar el hecho estético ha variado.
En 1913, escribe en Múltiple Interés del Psicoanálisis: "El punto de vista psicoanalítico proporciona esclarecimientos suficientes acerca de algunos problemas suscitados por el arte y los artistas; pero otros se le escapan completamente".
Diez años después, en Introducción al Psicoanálisis, podemos leer: "Las investigaciones del psicoanálisis han proyectado una ola de luz en los dominios de la mitología, la ciencia de la literatura y la psicología de los artistas... La estimación estética de la obra de arte, así como la explicación del don artístico, no son tareas para el psicoanálisis. Sin embargo, parece que el psicoanálisis está en condiciones de decir la palabra decisiva sobre todas las cuestiones que conciernen a la vida imaginaria de los hombres".
Resulta significativo cotejar ambos textos, ya que puede verse qué gran distancia separa los simples "esclarecimientos" de 1913 y la "ola de luz" así como la "palabra decisiva" de 1923. Lo que ocurre es que, en el intervalo, Freud elucidó un punto capital: la homología funcional entre el trabajo del sueño y la elaboración de la obra de arte.
La comprobación de esta homología -homología de trabajo a trabajo, trabajo del sueño y trabajo del texto, y no de sustancia a sustancia de uno y otro, por supuesto- autoriza a Freud a sugerir implícitamente que la extensión del discurso psicoanalítico a la interpretación de la obra de arte no es la transposición arbitraria del método general, sino una de las variaciones posibles de un enfoque interpretativo único en sus fundamentos y sus principios.

No es por ello menos cierto que los trabajos de Freud que están en relación con la creación artística indican claramente los límites de la aplicación del psicoanálisis a la comprensión de la obra de arte.
En “Un Recuerdo Infantil de Leonardo da Vinci”, Freud reconoce por una parte que no quiere emitir un juicio estético sobre el objeto de arte, y por otra parte que no puede explicar el fenómeno del "don" artístico. Recordando estas limitaciones voluntarias, Sarah Kofman añade que si nos atenemos a la prudencia de Freud, "el psicoanálisis solo aportaría al arte una contribución subordinada a la psicología del Ello y sus efectos sobre el Yo. Quedarían por elucidar el más allá y el más acá del Ello.
El mas allá, el trabajo del artista, sería tributario de una psicología del Yo, de la ciencia de la estética. El más acá, el don, el genio, sería un más acá absoluto, misterioso enigma, que escaparía a toda ciencia". Podemos preguntarnos en efecto, si hay que admitir -e incluso si Freud mismo admitía- esta concepción ideológica y casi teológica del artista, y si esta concepción no es algo contradictoria con lo que Freud mismo escribió sobre la contribución del psicoanálisis a la interpretación del fenómeno artístico.

Sería conveniente entonces desenmascarar el proceso de autocensura al cual Freud por compromiso con la ideología dominante, habría sometido su propio discurso; esto nos invitaría "a leer en (su) texto algo más diferente que lo que dice en su "literalidad".

Psicoanálisis y Lenguajes Literarios, Editorial Machette
Jean Le Gaillot

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